Sagrario Mazapanes: un salto cuántico en la tradición

Es medianoche y casi todas las personas en el pueblo de Tlalmanalco están dormidas, pero una de las pocas personas despiertas es María del Sagrario. A ella le gusta trabajar de noche, y por eso cada vez que se le ocurre una nueva idea, se levanta de la cama y se pone a trabajar hasta que llega la madrugada. Cuando empiezan a salir los primeros rayos de luz, María del Sagrario ya tiene toda su producción terminada, lista para entregarla a sus clientes.

María del Sagrario hace mazapanes, pero sus dulces –tan tradicionales en México- son todo menos tradicionales. Los Mazapanes Sagrario están hechos de cacahuate y azúcar como todos los demás, sin embargo, lo que los hace diferentes es que cada uno está decorado a mano con chocolate, nueces, frutos secos, brillantina comestible, fondant… Incluso, María del Sagrario ha llegado a hacer fotografías impresas sobre mazapanes, utilizando papel de arroz, que es comestible. Quienes la conocen saben que pueden pedirle mazapanes de cualquier forma y con cualquier decoración. Esta artesana originaria de Tlalmanalco está orgullosa de nunca haber rechazado el pedido de ningún cliente, por alocado a difícil que pudiera ser el diseño.

Existe una teoría en la física cuántica que dice que cuando una cosa es descubierta, se abre la puerta para que el resto de las personas también la descubran. Es como si surgiera una especie de intuición universal en las mentes humanas, a pesar de tener contextos personales y culturales distintos. Un ejemplo de este fenómeno es la cerbatana, una herramienta para cazar que usa dardos envenenados, y que fue desarrollada al mismo tiempo en las selvas americanas y en el sudeste asiático. Si nos adelantamos en la historia, cuando en 1611 Galileo Galilei vió las primeras manchas solares, otros tres astrónomos estaban haciendo las mismas observaciones, sin ponerse de acuerdo entre ellos. Cien años después, la máquina de escribir fue inventada al mismo tiempo en Estados Unidos y en Inglaterra. Este curioso fenómeno se dio también, por supuesto, con los mazapanes.

 

El caso de María del Sagrario es particular, porque se conecta con esa “intuición universal”, pero al mismo tiempo se separa de ella. Sagrario Mazapanes continúa cada día con un larguísimo linaje de tradición dulcera, pero también introduce innovaciones que nadie antes se había imaginado. Por ejemplo, María del Sagrario recibió una vez un pedido para hacer un mazapán en forma de piñata. Como de costumbre, no se negó. Primero hizo la figura de piñata a mano, pero no le gustó el resultado, así que compró un molde, le recortó algunas partes para adaptarlo a lo que tenía en mente y finalmente lo decoró con listones comestibles.

Su creatividad la ha llevado a que la inviten a ferias alrededor de todo el país, así como que se acerquen a ella todo tipo de clientes. Ha hecho mazapanes para eventos como bautizos, primeras comuniones y quince años. También ha creado mazapanes con la imagen institucional de empresas, universidades, ¡y hasta políticos! Cada creación es única, y la artesana disfruta mucho las épocas especiales del año, como Día de Muertos o Navidad, para lucirse con sus diseños.

“Estos mazapanes, que empecé a crear hace siete años, no son solo dulces”, concluye María del Sagrario. “Son mi día a día, el sustento de mi familia”. La artesana describe como sus hijos la ayudan en el empaquetado de los dulces, las entregas, y los decorados sencillos. A toda la familia le gusta contribuir, sin embargo la mente maestra detrás de todo es ella. Un dato curioso: a María del Sagrario no le gusta el mazapán. “Pero me encanta crearlos”, dice emocionada. “Es lo que me inspira a crear y me llena de mucha satisfacción”.

Carlos Millan