La técnica prehispánica con la que se esculpió al Señor de Sacromonte

El Señor de Sacromonte es sin duda una de las figuras más veneradas de todo el municipio de Amecameca. Desde que el fraile Francisco Martín de Valencia erigió la capilla, la imagen del Cristo negro es visitada por miles de personas cada año, ya que el Señor de Sacromonte es conocido por los milagros que les ha concedido a los fieles. Sin embargo, existe otro elemento que hace de esta milagrosa figura algo especial: el material del que está hecha, pasta de caña de maíz, el cual tiene orígenes prehispánicos.

El Señor de Sacromonte, Amecameca

El Señor de Sacromonte, Amecameca

La pasta de caña de maíz es un material que se obtiene al sacarle el corazón a la caña de maíz y molerlo con un engrudo -tatzingueni- que se extrae de un tipo especial de orquídea. Sobre esta pasta se utiliza además un barniz, hecho a base de aceite de chía y gusanos nativos de los montes de Parácuaro y Tingambato, Michoacán. Las figuras, como la del Señor de Sacromonte, se hacían con esta pasta, acompañada de algunos otros materiales como el tradicional papel amate. “Metían tiras de papel amate para reforzar los núcleos de caña de maíz, y así se creaba la estructura del cuerpo”, nos explicó Agustín Espinosa Chávez, ex director de restauración del INAH.

Taller artesanal con cañas de maíz.

Taller artesanal con cañas de maíz.

Se cree que la técnica escultórica con este material fue inventada por los indígenas tarascos de Michoacán. Los tarascos, al igual que otros pueblos antiguos, llevaban sus dioses a la guerra. Para evitar que cayeran en manos de los enemigos, empezaron a crear figuras de pasta de caña de maíz, un material muy liviano que facilitaba el transporte y “rescate” de las figuras.

La escultura con caña de maíz no se perdió con la llegada de los españoles, si no que se utilizó para realizar figuras católicas, en lugar de deidades prehispánicas. El misionero agustino Matías de Escobar dejó escrito: “las mismas cañas que habían sido materia para la idolatría, son hoy materia de que se hacen devotos crucifijos”. De hecho, las figuras de pasta de caña de maíz fueron tan populares durante el virreinato, que se consideraban las “evangelizadoras de México”. Gracias a este material, que hacía que una figura del tamaño de un hombre pesara solo seis kilos, se realizaron una gran cantidad de procesiones.

Ejemplos de esculturas hechas con pasta de caña de maíz.

Ejemplos de esculturas hechas con pasta de caña de maíz.

Gracias a la ligereza del material, hasta hoy en día se siguen realizando procesiones cargando a estas figuras de pasta de caña de maíz. En el caso de Amecameca, esta procesión se realiza todos los miércoles de ceniza, probando que figuras como la del Señor de Sacromonte son testigos vivientes de esta tradición artesanal prehispánica.


Carlos Millan